SOBRE LA EPIDEMIA DEL CÓLERA EN EL PERÚ (BORRADOR)

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El cólera o Vibrio cholerae. Es una enfermedad diarreica aguda causada por la ingestión de alimentos o agua contaminados con el bacilo Vibrio cholerae. El cólera sigue siendo una amenaza mundial para la salud pública y un indicador de inequidad y falta de desarrollo social. Los investigadores calculan que cada año hay en el mundo entre 1,3 y 4 millones de casos de cólera, y entre 21 000 y 143 000 defunciones por esta causa.


ORIGEN Y APARICIÓN EN EL MUNDO

El cólera, como se conoce desde las postrimerías del siglo XVI, narrativa europea, no se puede señalar con exactitud la fecha de su génesis pero vestigios narrados datan su primera aparición en el delta común de los ríos Ganges, Bramaputra y Meghna de la India y Bangladesh. Se data que esta epidemia convivió hasta inicios del siglo XIX con los nativos de la India y gran parte de China; con el desarrollo de las tecnologías desarrolladas de combustión de carbón y vapor y posteriormente motores de combustión interna, se crearon rutas de terrestres y fluviales que permitieron al virus desplazarse y diseminarse en otros lugares del planeta; causando de esta manera 6 serias pandemias desde 1817 a 1923.

Se data su aparición en 1973 en los EEUU de américa, identificándose el mismo en el estado de Texas; en 1978 en Lousiana con 08 casos confirmados y 03 infecciones asintomáticas; en 1981 se reportó otro brote en las franjas petroleras marinas de Texas con 16 personas infectadas. Posteriormente a inicios de la década de los 80´s se datan casos nativos en Queensland en Australia y casos esporádicos importados en viajeros que regresaban de Europa Occidental, Canadá y EEUU.

Hace su aparición en América del Sur a fines del mes de enero de 1991, en Chancay - Perú, reportándose casos posteriormente en ciudades como: Chimbote, Piura, Callao, Lima y posteriormente a casi todos los departamentos en la Costa, Sierra y Selva del Perú, con un crecimiento exponencial a mediados al mes de abril ya se reportaban casos en Ecuador, Colombia, Brasil y Chile.

Como caso mas reciente, miramos a Haití y sus habitantes. Desde octubre de 2010, la epidemia es abundante. Cerca de 10.000 personas murieron y 820.300 personas afectadas por diarrea similar al cólera. Hoy, en la mayor parte del país, el cólera está siendo derrotado. Todavía hay algunos casos sospechosos de cólera en las áreas de difícil acceso de los departamentos del Centro y Artibonite, pero incluso allí, la enfermedad diarreica está a punto de eliminarse. No se ha confirmado ningún caso de cólera desde el 4 de febrero de 2019.

ANTECEDENTES FAVORABLES PARA EL AVANCE DEL VIRUS EN PERÚ.

Desde finales de la década de los 80´s, las condiciones sociales, políticas, económicas y de salud venían en franca decadencia, fruto de eventos puntuales producidos por conflictos sociales, políticos y económicos tales como:

—La guerra interna contra grupos revolucionarios principalmente Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru MRTA.
—La enorme inflación acaecida en el primer gobierno del expresidente señor Alan García Pérez y su posterior política de recuperación económica, mal planteada y con resultados que empeoraban la situación.
—La implementación de las medidas de ajuste, conocidos en el Perú como el fujishock, y estabilización adoptadas por el gobierno del Ing. Alberto Fujimori con el fin de revertir la enorme inflación y las reformas capitalistas clientelistas y demás medidas dictadas en el consenso de Washington para acceder a préstamos externos.
—La agudización de los conflictos internos que trajo como consecuencia la persecución a campesinos sobre manera en la sierra sur del Perú por parte del ejercito del Perú e integrantes extremistas de grupos terroristas que trajo como consecuencia una masiva migración del campo a la ciudad, tanta que hicieron remecerse hasta sus cimientos a las capitales de departamentos, pero, sobre todo a la capital del Perú.

Ningún gobernante responsable del periodo en mención ni el estado en general pudo reaccionar a tiempo, jamás trataron el tema antes de iniciada la epidemia de cólera ni se prepararon ante el desborde social que significó en el Perú la migración de campesinos en masa a las capitales de departamentos y, por sobre todo, a la capital del Perú que en el lapso de cinco años disparo en densidad poblacional, un crecimiento demográfico de 70% aproximadamente según estudios recientes.

Con el tiempo, la masa migrante ante la imposibilidad de pagar el arrendamiento de un espacio para vivienda, se vieron obligados a ocupar terrenos inaccesibles; de hecho, para finales de 1980, los distritos: Villa el Salvador, Comas, San Martín de Porras, y San Juan de Lurigancho se encontraban rodeadas por un cinturón de edificaciones precarias diseminadas en cerros estériles y de difícil acceso.

Tamaño crecimiento en un tiempo relativamente corto, no estuvo acompañado de un soporte urbano, ningún municipio local vio el problema a tiempo, no les brindaron condiciones de urbanización controlada acompañada con medios que brindarán en su momento vías de acceso, salud, educación y condiciones para desarrollar actividades económicas entre otras.

Es así que, según datos registrados en 1988, reveló que el 55% de la población tenía acceso a agua potable, el 41% a sistemas de alcantarillado; reservorios posibles con agua no aptos para el consumo humano además de la escasa costumbre de sus habitantes respecto a temas de salubridad e higiene personal.

En pleno auge del crecimiento demográfico que para 1991 en Lima Metropolitana se contaban a 6´459,000 habitantes de los cuales cerca de 1´617,486 vivían en situación de pobreza extrema.

Ante la falta de servicios básicos en especial agua potable, se veían en la obligación de abastecerse de dicho elemento a través de comercializadores que transportaban dicho elemento en cisternas sin control sanitario que abastecían a las mismas en pozos superficiales, arroyos y ríos cuyas cuencas en su camino eran contaminadas con basura y residuos fecales en el camino.

Sistemas municipales de recolección de basura cuya flota de recojo no llegaban a urbanizaciones en lugares inaccesibles, obligaban a los pobladores a disponer de residuos en lugares abiertos que con el calor y la humedad costera eran focos de infección de distintos tipos de virus y bacterias que eran transportadas por ratas, perros, gatos y otros transmisores que entraban en contacto con el individuo de manera directa y acelerada.

La disposición de excretas era una situación alarmante. Las aguas servidas de Lima eran arrojadas al mar a través de tres colectores ubicados en las playas aledañas a la ciudad. En este mar existían reservorios de peces y mariscos que eran utilizados para el consumo humano. En otras zonas del país las aguas servidas se descargan sin tratamiento en ríos, lagos y océanos.

De la misma forma, un estudio realizado en el Hospital Guzmán Barrón de Chimbote mostró que solo 16% de pacientes de cólera bebían agua hervida y se lavaban las manos antes de comer y después de ir al baño. Por supuesto, toda esta problemática era la causante de producir enfermedades diarreicas y mantenía otras transmitidas por el agua como las amebiasis, la hepatitis, la shigelosis y la fiebre tifoidea.

Estudios realizados en plena epidemia en las ciudades de Trujillo y Piura con 534 400 y 306 600 habitantes aproximadamente, el agua distribuida por las municipalidades era extraída de pozos, algunos contaminados por el desagüe y era insuficientemente clorada. En el Callao, se detectó que un 40% de dicha población consumía agua con residuos fecales, debido a que la sección del río Rímac que surtía al Callao era simplemente una gran cloaca.

El desagüe era también utilizado para regar cultivos de frutas y verduras de tallo corto (como tomates, cebollas, y papas), que requerían grandes cantidades de agua y fertilizante. Se estimaba que cerca de 4 000 hectáreas de tierra agrícola de la costa peruana eran regadas con desagüe. El consumo de estos productos se convirtió en uno de los medios de transmisión del cólera.

Otro problema importante fue las grandes distancias entre los centros de trabajo que indujeron al consumo masivo en las calles de alimentos, bebidas de bajo precio y rápido consumo como el ceviche, compuesto por pescado o mariscos crudos. Un estudio hecho en Piura en 1992 demostró que 90% de los alimentos de los vendedores ambulantes tenían residuos fecales.

AVANCE DE LA EPIDEMIA EN PERÚ

El mes de enero de 1991 en el barrio de la Candelaria en Chancay, 60 km al norte de Lima, se datan los primeros 8 casos, pobladores que llegaron a los puestos de salud locales aquejados por diarreas agudas, vómitos y calambres atribuidas inicialmente a una intoxicación masiva.

El 04 de febrero el Ministerio de Salud (MINSA) notificaba a la OMS que el Perú estaba siendo afectado por una epidemia de cólera al tiempo que el Viceministro de Salud Dr. Víctor Cuba Oré informó al Dr. Carlos Torres y Torres Lara, Ministro de Trabajo y Promoción Social, encargado de la cartera del Sector Salud (por ausencia del Titular), sobre un brote epidémico de cuadros diarreicos agudos en sectores poblacionales específicos de la provincia de Chancay.

Para el 06 de febrero se registraban en Chimbote 500 casos de cólera, con 145 hospitalizados y 14 fallecidos; para la quincena del mismo mes, en Chimbote, los hospitales la Caleta, el Seguro Social y el Regional Guzmán Barrón, recibieron a 900 personas durante la primera semana de la epidemia y durante todo febrero atendieron a un promedio de 300 pacientes por día.

Finalmente, para finales del mismo mes, el Ministerio de Salud reportaba 22,497 casos de cólera, 5,127 hospitalizados y 115 fallecidos. Según el Ministerio de Salud, desde el inicio de la epidemia hasta setiembre de 1991, en todo el departamento de Ancash se registran 19 808 casos, de los cuales 7 490 fueron hospitalizados y 71 murieron.



Con demora, se alertaba que el Vibrio Cholerae se hallaba en peces (pejerrey, caballa), mariscos (choros) y en el fitoplankton, en zonas cercanas a los colectores en el litoral.



Para finales de febrero, hospitales en Lima, Trujillo, Chimbote y Piura recibían pacientes con síntomas iguales, el cólera ya se diseminaba en la costa del Perú. Las zonas más pobres del Perú y cárceles aledañas se convirtieron en focos de infección.



Si bien en la sierra se reportaron casos de cólera casi en todas las regiones a excepción del Cusco es de destacar el caso del departamento de Cajamarca, el lugar mas golpeado en los andes del Perú. A inicios de marzo, se identificaron los primeros casos de cólera en Cajamarca, este departamento sería el primer lugar de los andes del Perú en sufrir la epidemia; debido a festividades costumbristas que acogían grandes cantidades de personas en condiciones de higiene inadecuadas, el virus fue llevado por personas que viajaron de ciudades costeras a participar de las mencionadas actividades. Debido a las condiciones de extrema pobreza, las distancias de los centros poblados a los puestos de salud, el inadecuado acceso de vehículos, costumbres desfavorables como compartir utensilios o en algunos casos comer con las manos a falta de utensilios, fue en Cajamarca donde se registró la mayor tasa de mortalidad por cólera en la sierra del Perú, se registraron 297 personas fallecidas de 5.710 contagiados.



La epidemia alcanzó la región amazónica en febrero de 1991, se efectuó un estudio en zonas y habitantes de la ciudad de Iquitos con el propósito de identificar factores de riesgo en la transmisión de la enfermedad en el escenario amazónico; los casos fueron residentes con diarrea acuosa aguda admitidos a la Unidad de Tratamiento de Cólera de los Hospitales de Salud de la ciudad; los controles fueron residentes sanos pareados por sexo, edad y vecindario. Los factores asociados a cólera fueron los siguientes: consumo de agua cruda, consumo de fruta y/o verdura sin lavar, consumo de arroz frío, consumo de juane. Si bien se tuvo tiempo para implementar a los puestos de salud para atender de manera inmediata los casos que se presentaran en su momento, jugaron en contra las condiciones de transporte que no permitían un acceso inmediato de pacientes a los puestos de salud.



Para finales de 1991 se contaban 322,562 peruanos de los cuales 2,909 fallecieron, 15 de cada mil habitantes acudieron a establecimientos de salud presentando síntomas del cólera,



DISEMINACIÓN DE LA EPIDEMIA FUERA DEL PERÚ

Desde que se registraron los primeros casos en el Perú, para finales del mes de enero, el cólera se diseminaba a razón de un país por mes: Ecuador en febrero, Colombia en marzo, Chile en abril, Brasil en mayo, México en junio, Guatemala en Julio, el Salvador en agosto y Bolivia en septiembre.

Según todos los casos notificados a la OPS hasta el 14 de septiembre de 1991 se reportaron 298,702 casos con 3,165 decesos.



Debido a la falta de un protocolo estandarizado para la toma de muestras y el reporte de los mismos a la OPS y la OMS, algunos expertos desestiman las cifras oficiales calculando que la cifra de infectados por el cólera en las Américas pudo afectar a 2´987,020 de individuos.

Como consecuencia de ello, la OPS y la OMS establecieron medidas preventivas de obligatorio cumplimiento, en el “Boletín Epidemiológico de la Organización Panamericana de la Salud Volumen 12, Nro. 03, 1991”; las intervenciones mas importantes se especificaban y desarrollaban en base a la atención en: abastecimiento de agua, disposición de aguas servidas y excretas, recolección y disposición de desechos sólidos, centros de salud, Universidades y escuelas, instituciones públicas, puertos y aeropuertos, público en general, medios de comunicación y costumbres desfavorables para la prevención.

COMO SE TRATO LA EPIDEMIA.

Iniciada la epidemia, la oficina de epidemiología del MINSA concluía que era imposible realizar un examen para descartar el cólera en cada paciente que llegase a los centros de salud presentando cuadros de diarreas y vómitos, razón por la cual se decidido dar por sentado que cada individuo que llegase con estos síntomas sea tratado por defecto como un infectado por el cólera. Por esta razón en un primer momento la data con la que trabajaba el MINSA y que reportaba a la OMS no era fiable al 100%; razón por la cual, años más tarde, Blake, concluía que en realidad los casos de cólera reportados habrían sido 10 veces mayor respecto a las versiones iniciales.

La estrategia inicial de las autoridades responsables, en el Perú, fue bajar al mínimo la tasa de mortalidad producida por el cólera; se siguieron estrategias como: difusión para desarrollar costumbre de higiene, limpieza de alimentos y atención inmediata de infectados; se inicio una campaña nacional sobre terapias de rehidratación destinada a reponer sales esenciales (sodio, cloruro, bicarbonato y potasio) para el cuerpo a pacientes que las perdían por las diarreas propias de la infección; en este sentido se consolidaron unidades de rehidratación oral, conocidas como UROS.

El problema de la distancia entre los centros poblados y los puestos de salud, se tuvo que salvar con el soporte de autoridades políticas, religiosas, culturales, y diversas ONGs, formándose un gran comité de lucha con una movilización a gran escala a nivel nacional de personal de salud y voluntarios a lugares de escaso acceso y repartir de manera gratuita soluciones salinas que ayudase a la rehidratación oral de pacientes potenciales, campañas de concientización y capacitación en primeros auxilios, prevención y hábitos de higiene tales como aseo personal, hervir el agua antes de consumirla, limpieza de alimentos, no consumir pescado crudo, construcción de silos que eviten la contaminación del agua con residuos fecales entre otras acciones de igual potencia.

Para combatir la epidemia el Ministerio de Salud dispuso la atención gratuita a los enfermos y formó áreas especializadas en los hospitales, denominadas Unidades de Tratamiento del Cólera. Las Unidades tenían personal con mandilones y guantes que seguían una higiene estricta, quienes coordinaban sus actividades con las emergencias y el resto del hospital.

Las agencias internacionales apoyaron las recomendaciones del Ministerio y jugaron un rol activo en la campaña. Tanto la Oficina del Representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Lima como la Oficina Central de la OPS de Washington D.C., donde se formó un grupo de expertos, brindando ayuda que incluyó más de dos millones de dólares, siendo la mitad destinada a suministros médicos y a sales de rehidratación oral. La otra parte se empleó en saneamiento, educación y apoyo de laboratorios. Así mismo la OMS, gobiernos europeos, los ministros de salud del Pacto Andino a los que se sumaron los de otros países americanos como Chille, Brasil, Cuba y EEUU, apoyaron la campaña del Ministerio.

En provincias, los colegios médicos, las direcciones sub regionales de salud, las instituciones encargadas del suministro del agua y las municipalidades hicieron eco de las recomendaciones del ministerio.

Las autoridades provinciales cumplieron con celo y algo de exageración las recomendaciones oficiales, advirtiendo a la población de la ciudad de no consumir ceviche, ni mariscos, prohibieron la venta ambulatoria de alimentos, además se tomó otras medidas importantes de control como recojo de basura y desinfección.

CONSECUENCIAS ECONÓMICAS Y POLÍTICAS.

La situación de la epidemia del cólera en el Perú, por ser considerado el lugar donde se habría iniciado la epidemia que se exporto por diversos medios a otros países de las Américas, afecto la economía estatal. Varios diarios de circulación local informaban que el Perú perdía 60 millones de dólares como producto de exportaciones; una recesión en el turismo del 50%; solo el sector pesquero caía en pérdidas de 50 millones de dolares para el mes de febrero debido a que el pescado se consideraba en el Perú y otros países de las Américas como un vector potente de contagios por cólera. Al 05 de marzo se calculaban pérdidas de 300 millones de dólares debido a la prohibición de exportación de pescado provenientes del Perú. 

El 20 de febrero de 1991, la Asociación de Exportadores (ADEX) anuncia que hará campaña mundial contra veto a importación de productos hidrobiológicos procedentes del Perú por parte de la Comunidad Europea debido a la propagación de noticias alarmantes en la comunidad internacional: en México, por ejemplo, se propalan noticias de, donde se habrían incinerado alimentos en conserva procedentes de Perú y Bolivia; EEUU declara alerta roja contra alimentos procedentes de Perú. El 27 de febrero de 1991 26 países integrantes del SELA acogen el pedido de Perú para que las medidas de prevención contra el cólera no afecten las importaciones de alimentos peruanos.

CONSECUENCIAS SOCIALES.

A pesar de la situación política, económica e internacional que imperó en aquellos tiempos, la epidemia de cólera en el Perú sirvió para unir a la población con sus autoridades, la salud fue revalorada y se logró una gran concientización nacional; sin embargo la inversión en salud siguió siendo pobre pasada la epidemia, y la población dejó de practicar las medidas de salubridad

En disversos establecimientos de salud, en especial en las regiones del Perú más afectadas, los sistemas de atención en los centros de salud se vieron desbordados en razón de 01 cama por paciente o una enfermera por cada 100 pacientes, eso sin considerar pacientes internados por otras dolencias; por lo que, se dispuso al reclutamiento de personal asalariado, voluntarios y practicantes del sector.

Las tareas y esfuerzos en ocasiones resultaban frustrantes debido a que los primeros días de la epidemia los centros de salud no contaban con condiciones medianas siquiera para atender a la cuota mínima de internados, controles en el suministro de energía eléctrica, falta de equipos e indumentarias, desabastecimiento en farmacias debido a la alta demanda entre otros.

Queda de ejemplo las experiencias vividas y rescatadas en: el Hospital Cayetano Heredia en San Martin de Porres; durante el auge de la epidemia, el esteablecimiento atendía hasta 200 pacientes diarios, se preparaban y administraban 1,200 litros de suero oral, se desarrollaron y perfeccionaron técnicas para combatir la epidemia tales como el uso de nuevos antibioticos como las quinolas, métodos de cultivo, nuevos enfoques de tratamiento en ancianos, la utilidad de la solución polielectrolítica, y el uso de la diálisis, logrando romper esquemas tradicionales. En el hospital la Caleta de Chimbote, enfrentaron las condiciones más duras de la epidemia donde llegó a atender al 54% de infectados por cólera de la ciudad, con solo 100 camas llegaron a atender hasta a 700 pacientes diarios, con restricciones en el servicio de luz y agua por horas, contados números de sábanas y colchones, el uso de triciclos para transportar a los pacientes a falta de una ambulancia.

Las largas jornadas, la tensión colectiva, y la lucha ante la adversidad crearon una solidaridad entre médicos, enfermeras, obstetrices, secretarias y otros trabajadores de salud. Esta solidaridad se convirtió en una abierta colaboración entre hospitales que durante la epidemia compartieron equipos escasos. Por ejemplo, los equipos de diálisis para pacientes rehidratados en insuficiencia renal, logrando así su empleo de forma rápida y directa, evitando el cansado trámite burocrático tradicional. Sólo bastaba una llamada telefónica para conseguirlos en préstamo.

Fueron momentos en los que se renovaron viejos acuerdos poco arraigados en la sociedad en la década de los 90’s, se involucrarón en el objetivo de salvar vidas instituciones no gubernamentales, ONG´s, la Iglesia Católica, bomberos, Policía Nacional, clubes de madres, comités de vaso de leche y demás organizaciones con finalidad filantrópica.

La imagen ante la sociedad de los establecimientos de salud y su personal humano, se vio fortalecida porque creo impronta en el ciudadano de ser centros que realmente salvaban vidas; para el estado por su parte, se convirtieron en centros de acopio de data rápida y confiable que a partir de entonces perfeccionaron sus métodos de recolección de datos.

DESEMPEÑO DEL GOBIERNO DE ALBERTO FUJIMORI EN EL DESPLIEGUE DE ESTRATEGIAS. 

El manejo de la epidemia fue torpe y desorganizado en sus inicios.

Posterior al informe a la OPS y la OMS, enterado en entonces presidente Ing. Alberto Fujimori y mediante un comunicado a la prensa, se da a conocer la aparición de una epidemia de cólera en el Perú al tiempo que se enviaban 07 toneladas de medicinas a Chimbote. El 07 de febrero arribaba al Perú el ministro del sector salud, el Dr. Carlos Vidal Layseca declarando en emergencia el sector salud a nivel nacional mediante DC Nº 040-91-PCM. 



El 13 de febrero el MINSA comunica que pescados y mariscos extraídos en el litoral peruano, podrían ser fuente de infección al ser ingeridos crudos como en el caso de ceviche. Dos semanas más tarde, un diario local informa “cebichada del presidente Alberto Fujimori en Pisco quien declaraba que —se puede consumir pescado sin temor—; ademas que el Instituto del Mar del Perú (IMARPE) decía que pescados y mariscos no están contaminados con el virus del cólera. Estos actos dejaron mal parado al titular de Salud, dijo el diputado Jorge Baca Luna”. 

Estas acciones torpes, desobedeciendo y desautorizando las recomendaciones de los expertos por parte del mismo presidente de la república y el IMARPE, terminaron creando desorden y desconocimiento en el ciudadano común y tensiones innecesarias entre el ejecutivo y el legislativo. 

Mas tarde, el 04 de marzo, la Federación Médica del Perú, a través de comunicado, respalda la posición del ministro de Salud en el sentido de que no es recomendable consumir cebiche ni otros alimentos crudos”, en prevención contra el cólera al tiempo que diario Gestión informa “Acusación constitucional contra los ministros de Pesquería y Agricultura por parte de diputados del legislativo por haber puesto en riesgo la salud de la comunidad al anunciar que se puede consumir pescado y verduras crudas”. 

Son censurados los ministros de Pesquería y Agricultura por alentar a la población a consumir pescado crudo contraviniendo las recomendaciones del MINSA. El 06 de marso trabajadores pesqueros piden la renuncia del titular de Salud. Dicen que sus recomendaciones sobre el consumo de pescado, en relación al cólera, “han puesto al borde del colapso a la actividad pesquera nacional”. Desautorizando y desconociendo la autoridad especializada del MINSA, la “Federación de Trabajadores Pesqueros del Perú”, mediante comunicado, exigen el desafuero del Ministro de Salud, culpándolo del “colapso de la industria pesquera’”. 


Finalmente, el 15 de marso renunciaba al cargo de ministro de salud el Dr. Carlos Vidal Layseca agudizando más todavía la ya grave situación epidemiológica en el país, el presidente Alberto Fujimori no acepta dicha solicitud.

FUENTES:

http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=s1728-59172010000300011
http://victorcuba.pe/2019/recordando-los-inicios-del-colera/
https://elpais.com/diario/1991/03/23/sociedad/669682805_850215.html
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https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-48435
https://elcomercio.pe/blog/huellasdigitales/2011/03/la-pandemia-del-colera-20-anos/
https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/cholera
https://es.slideshare.net/lenguaje2010micro/el-clera-en-el-per-grupo-2
https://es.slideshare.net/emiliacristinarodasplasencia/migraciones-desde-los-aos-80
https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-58549
https://larepublica.pe/sociedad/2020/03/16/epidemias-y-enfermedades-el-peru-en-los-tiempos-del-colera/
https://www.scielosp.org/pdf/rpsp/1997.v1n2/85-92
https://www.researchgate.net/publication/262756522_Historia_del_colera_en_el_Peru_en_1991
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https://www.paho.org/per/images/stories/ftpage/2011/20110923_vigilancia_de_colera.pdf
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